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"El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado". Proverbios 11:25
El Papa Francisco, en una catequesis domincial, ha dicho que “sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios y sería también ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones (…) caracterizan al discípulo de Cristo” y “son inseparables. De hecho, se sostienen una a la otra”
Ha dicho además, que “amar a Dios quiere decir invertir todos los días las propias energías para ser sus colaboradores en el servir sin reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y de fraternidad”.
"Si nos ejercitamos para ver con la mirada de Jesús, podremos estar siempre a la escucha y cerca de quien tiene necesidad. Las necesidades del prójimo reclaman ciertamente respuestas eficaces, pero primero exigen compartir”.
“Con una imagen podemos decir que el hambriento necesita no solo un plato de comida sino también una sonrisa, ser escuchado y también una oración hecha juntos”, indicó el Papa.
En otra ocasión nos ha dicho, "no podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana se queda al margen y se convierte en una sombra: El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”.